1 ago 2017

El Patrón oro

Como se sabe, el petróleo ha caído por debajo de los 70 dólares el barril por primera vez desde junio de 2010. Solo el día de Acción de Gracias en EEUU cayó un 6% en 24 horas. El precio del crudo se ha reducido más del 25% en los últimos tiempos. La gente está contenta de que la gasolina esté barata (sic), pero lo que está detrás es muy preocupante. El portal Business Insider atribuyó la reciente caída en los precios del petróleo, entre otras cosas, a un exceso de oferta global. Pero esto es lo que la Reserva Federal quiere hacernos creer. Acabando la Segunda Guerra Mundial, el petrodólar reemplazó al modelo estándar de precios basados en el oro en EEUU. El problema es que, actualmente, EEUU tiene una deuda aplastante, y el modelo estándar de precios basados en el oro lo abandonó hace mucho tiempo. Hasta hace muy poco, si una nación quería comprar crudo tenía que comprar dólares a la Reserva Federal para completar la compra. Si se produce una desestabilización, ya sea en el precio del petróleo o en el valor del dólar, ambos se derrumban. Ante esto, los BRICS han hecho una gigantesca inversión en oro bajo el liderazgo de Putin. Hace dos años China inició la compra de petróleo iraní en oro. India ha seguido el ejemplo, como también los rusos. Los días del “petrodólar” están contados; por tanto, también el respaldo al dólar. Los BRICS están negociando el oro entre ellos y todos van a abandonar el dólar a la vez. Si la Reserva Federal se derrumba, el holocausto económico resultante hará que EEUU sea una nación irreconocible dentro de poco tiempo. Y las más grandes fortunas del país se irán por el retrete de un día para otro. Las acusaciones occidentales contra Putin tradicionalmente se centran en el hecho de que sirvió en el KGB. Y añaden que es un hombre austero, autoritario y demás lindezas; muy del estilo de los corruptos dirigentes occidentales, para los que Putin tiene la culpa de todo. Sin embargo, curiosamente, nadie ha acusado a Putin de falta de inteligencia. Cualquier ataque contra Putin suele ir acompañado de un reconocimiento de su capacidad para el pensamiento analítico y para tomar de inmediato decisiones políticas y económicas claras y ajustadas. Los medios de comunicación occidentales a menudo comparan esto con la capacidad de Putin para jugar a una especie de ajedrez relámpago. La evolución reciente de la economía de EEUU -y Occidente en general- lleva a la conclusión de que, al menos en esta parte del juicio sobre Putin, los medios occidentales tienen toda la razón. A pesar de la monserga triunfante de Fox News y CNN, hasta la fecha, la economía de Occidente, liderada por EEUU, ha caído en la trampa de Putin. La posibilidad de que Occidente salga de la actual crisis económica estructural no se ve por ningún sitio. Y cuanto Occidente más está tratando de escapar de esta trampa, menos remedios encuentra. ¿Qué es lo verdaderamente trágico de la situación de Occidente y EEUU? ¿Y por qué todos los medios de comunicación occidentales y los economistas occidentales silencian este aspecto, como si fuera un importante secreto militar? Vamos a tratar de entender la esencia de los acontecimientos en este momento desde el punto de vista de la economía, dejando de lado los aspectos morales y la geopolítica.

Después de darse cuenta de su fracaso en Ucrania, Occidente, encabezado por EEUU, estableció el objetivo de destruir la economía rusa a través de una caída de los precios del petróleo y, de paso, del gas, una de las principales fuentes de ingresos del presupuesto de Rusia y la principal fuente de reservas de oro. La última vez que el gobierno de Reagan, junto al resto de Occidente, redujo los precios del petróleo consiguieron sus objetivos y provocaron el colapso de la URSS. Pero la historia ahora no se repite. En este momento, Occidente tiene enfrente a Putin, un judoka y jugador de ajedrez, que sabe utilizar las fuerzas del adversario para volverlas en su contra y atacar con un costo mínimo de sus propias fuerzas y recursos. La política real de Putin no se dirige a lo espectacular, sino a la eficiencia. Muy pocas personas entienden lo que Putin está haciendo en este momento. Y casi nadie sabe lo que va a hacer en el futuro. Por mucho que pueda parecer extraño, la realidad es que ahora Putin vende petróleo y gas rusos sólo a cambio de oro físico. Putin no lo grita a voces a todo el mundo. Y, por supuesto, sigue aceptando dólares como un medio provisional de pago. Pero de inmediato cambia todos los ingresos de la venta de petróleo y gas en dólares por oro físico. Para entender esto, basta con ver la dinámica de crecimiento en la estructura de las reservas de oro de Rusia y comparar estos datos con los ingresos en moneda rusos procedentes de las ventas de petróleo y gas para el mismo período. En el tercer trimestre del presente año, la compra de oro físico por Rusia estaba en un máximo histórico, un nivel récord. En el tercer trimestre de este año Rusia ha comprado la increíble cantidad de 55 toneladas de oro. ¡Esto es más que lo que han comprado (según cifras oficiales) los bancos centrales de todo el mundo juntos! En total, los bancos centrales de todo el mundo han comprado en el tercer trimestre de 2014 93 toneladas del metal precioso. Fue el decimoquinto trimestre consecutivo de las compras netas de oro de los bancos centrales. De las 93 toneladas de compras de oro de los bancos centrales de todo el mundo durante este período, 55 toneladas se fueron a Rusia. No hace mucho tiempo los expertos británicos llegaron a la misma conclusión que se publicó hace unos años en un Dictamen del USGS. A saber: Europa no puede sobrevivir sin los suministros energéticos procedentes de Rusia. Lo que traducido quiere decir: “El mundo no puede sobrevivir si el saldo de la oferta energética mundial depende de los suministros de petróleo y gas de Rusia.” Por lo tanto, todo el orden económico mundial construido en base a la hegemonía del petrodólar está en una situación catastrófica. Como Occidente no puede sobrevivir sin los suministros de petróleo y gas de Rusia, no puede evitar que el petróleo y gas de Rusia sea vendido a Occidente solo a cambio de oro físico. Y Rusia puede hacerlo debido a los precios actuales del oro, presionado a la baja, por las buenas o por las malas, por el mismo Occidente. Es decir, gracias a unos precios del oro que se han reducido artificialmente por la FED para inflar artificialmente, a través de la manipulación del mercado, el poder adquisitivo del dólar estadounidense. Dato interesante: La supresión del departamento especial del Gobierno de los Estados Unidos – FSE (Fondo de Estabilización Cambiaria) reduce los precios del oro, con el fin de estabilizar el tipo de cambio del dólar estadounidense.
En el mundo financiero, se da por sentado el postulado de que el oro es el anti-dólar.
– En 1971, el presidente estadounidense Richard Nixon cerró la “ventana del oro”, poniendo fin al cambio dólar-oro, garantizado desde el año 1944 en los acuerdos de Bretton Woods.
– En 2014, el presidente ruso, Vladimir Putin, abrió una “ventana del oro”, sin prestar atención a lo que piensan y hablan de ello en Washington.
Ahora es Occidente quien tiene que realizar esfuerzos y dedicar recursos para suprimir el cambio oro con petróleo para, de esta manera, por un lado distorsionar la realidad económica existente a favor del dólar estadounidense, y por otro, intentar destruir la economía rusa que se niega a jugar el papel de vasallo obediente de Occidente. En este momento, los activos como el oro y el petróleo se debilitaron artificialmente y se encuentran excesivamente infravalorados frente al dólar estadounidense. ¿Cuál es la consecuencia de ese enorme esfuerzo económico por parte de Occidente? Pues que Putin vende recursos energéticos rusos a cambio de los artificialmente reforzados dólares. Pero de  inmediato se compra oro, cuyo precio es artificialmente bajo frente al dólar estadounidense ¡gracias a los mismos esfuerzos de Occidente! Hay otro punto interesante en la partida de Putin. Es el uranio que Rusia vende también en dólares. Por lo tanto, a cambio del petróleo, el gas y el uranio de Rusia, Occidente paga dólares estadounidenses  -cuyo valor está inflado artificialmente frente al petróleo- y Rusia compra oro, cuyo precio está reducido artificialmente por el mismo Occidente.  Putin utiliza el dólar sólo para cambiarlo por el oro físico de Occidente. Esto es, realmente, una brillante táctica económica de Putin que pone a Occidente, encabezado por los EEUU, en la posición de esa serpiente agresiva que se va devorando a sí misma por su propia cola. La idea de esta trampa económica contra Occidente probablemente no ha sido de Putin. Lo más probable es que la idea haya sido de su asesor sobre temas económicos, el  académico Glaziev. Por eso aparece Glaziev, funcionario del gobierno, junto con muchos hombres de negocios rusos, incluido por Washington en las listas de sancionados por Occidente. Para colmo, las ideas del académico Glaziev, brillantemente puestas en práctica por Putin, cuentan con el apoyo total de sus colegas de la China de Xi Jinping. De particular interés en este contexto es la declaración de noviembre de la primera vicepresidente del  Banco Central de la Federación de Rusia, Ksenia Yudaeva, que hizo hincapié en que el Banco Central de Rusia puede utilizar el oro de sus reservas para pagar las importaciones si fuera necesario. Obviamente, en términos de sanciones por parte del mundo occidental, esta declaración va dirigida a los BRICS y especialmente a China. Para China, la voluntad de Rusia de pagar bienes con oro occidental es muy práctica. He aquí por qué: China anunció recientemente su intención de aumentar sus reservas de oro expresadas en dólares estadounidenses. Teniendo en cuenta el creciente déficit comercial entre los EEUU y China (la actual diferencia es de cinco veces en favor de China), esta declaración se traduce en el lenguaje financiero como: “China deja de vender sus productos por dólares”. Y la pregunta no es si China se niega literalmente a vender sus bienes por dólares estadounidenses. China, por supuesto, seguirá aceptando dólares estadounidenses como un medio provisional de pago por sus bienes. Pero, tomando dólares, China inmediatamente buscará deshacerse de ellos y sustituir al dólar en la estructura de sus reservas por oro por otra cosa. Lo contrario carece de sentido para las autoridades monetarias de la República Popular China”. Es decir, China no va a comprar más de lo recaudado en dólares con el comercio con cualquier país. Por lo tanto, China reemplazará todos los dólares que iba a recibir por sus productos no sólo de los EEUU sino también, en general, de todo el mundo por otra cosa, “no aumentar sus reservas de oro expresadas en dólares estadounidenses.” Y aquí surge la pregunta más interesante: ¿con qué piensa China reemplazar sus excedentes en dólares? ¿En qué tipo de moneda o activo? El análisis de la actual política monetaria de China muestra que lo más probable es que los dólares provenientes del comercio, o una parte significativa de ellos, China los reemplazará -y, de hecho, ya lo está haciendo- por oro. Recientemente, en los medios han aparecido noticias que van en la dirección expuesta. Aprovechando la caída del precio del oro en el mercado mundial, el Banco Popular de China podría haber comprado grandes cantidades de este metal en un intento de diversificar sus reservas, sugieren expertos. El Banco Popular de China asegura que las reservas de oro de la nación se sitúan en las 1.054 toneladas. Sin embargo, diversos analistas aseguran que el gigante asiático está comprando oro clandestinamente. Uno de ellos es Alasdair Macleod, columnista del sitio web Gold Money. En su opinión, la demanda de oro en China alcanzó en 2013 las 4.843 toneladas, casi cuatro veces la cantidad contabilizada oficialmente por la Asociación China del Oro. Por su parte, el analista Koos Jansen subraya que la cantidad oficial de 1.054 toneladas de oro es una gran subestimación, como recoge el portal Want China Times. A su juicio, China se ha propuesto dominar el mercado aurífero y lo está logrando, sobre todo, gracias a los bancos centrales occidentales. Asimismo indica que el país asiático ha importado entre 8.000 y 9.000 toneladas de oro desde 1995. Si esta cantidad se hubiera puesto bajo custodia del Banco Popular de China, la cifra oficial de reservas de oro de China estaría al mismo nivel que la de EEUU, agrega. En este aspecto, las relaciones ruso-chinas son extremadamente buenas tanto para Moscú como para Pekín. Rusia compra bienes directamente de China con oro a su precio actual. Y China compra energía rusa con oro a su precio actual. En esta complicidad ruso-china están los productos chinos, la energía de Rusia, y el oro como medio de pago. Fuera de esta complicidad se ha quedado un actor: el dólar estadounidense, debido a que el dólar no es más que un instrumento financiero intermedio y entre los dos socios han decidido excluirlo. El énfasis en el término “oro físico” se hace porque, a cambio de su energía, Rusia retira de Occidente oro, pero sólo en la forma de oro físico, en lugar de oro-papel. También lo hace China, retirando de Occidente oro físico como medio de pago para la entrega de sus productos. Occidente esperaba que Rusia y China aceptaran como pago por su energía y todo tipo de bienes el llamado shitcoin (“oro papel”), pero Rusia y China no lo han aceptado como un medio de pago final y sólo están interesados ​​en el oro físico. Con la aplicación del mecanismo de retirada activa de oro artificialmente bajo en el mercado de Occidente, a cambio de otro activo financiero artificialmente alto (dólares estadounidenses), Putin ha iniciado la cuenta atrás de la hegemonía mundial del petrodólar. Por lo tanto, Putin está poniendo a Occidente contra las cuerdas dentro de cualquier perspectiva económica positiva. Occidente puede dedicar sus esfuerzos y recursos para aumentar artificialmente el poder adquisitivo del dólar, bajar los precios del petróleo y reducir artificialmente la capacidad de compra de oro. El problema para Occidente es que las existencias de oro físico a su disposición no son ilimitadas. Por lo tanto, cuanto más devalúa el petróleo y el oro frente al dólar estadounidense, más rápidamente pierde el oro de sus reservas, que no es infinito. En la partida económica de Putin, las reservas de oro físico de Occidente están fluyendo rápidamente hacia Rusia, China, Brasil, Kazajstán y la India -los países BRICS-. A partir de ahora, Occidente simplemente no tendrá tiempo para hacer nada contra la Rusia de Putin mientras colapsa el petrodólar a nivel mundial. En el ajedrez, la situación en la que Putin ha puesto al Occidente liderado por los EEUU es llamada “el apuro del tiempo.” El mundo occidental nunca se había enfrentado al tipo de eventos y fenómenos económicos que están sucediendo en estos momentos. Rusia, con la caída de los precios del petróleo, compra rápidamente oro. Así, Rusia se ha convertido en una amenaza real para la existencia del modelo americano de dominación mundial por medio del petrodólar. El principio más importante del modelo del petrodólar, que ha permitido a los países occidentales liderados por EEUU vivir a costa del trabajo y de los recursos de otros países y pueblos, se basa en el FOMIN (sistema monetario mundial) en el que domina el papel moneda de los EEUU. El papel del dólar es que es el último medio de pago. Esto significa que la moneda nacional de los EEUU es el último depósito de activos, que puede cambiarse por cualquier otro activo. Lo que ahora están haciendo los países BRICS, encabezados por Rusia y China, es en realidad cambiar el papel del dólar en el sistema monetario mundial. De ser el medio definitivo de pago y de acumulación de activos, la moneda nacional de los EEUU, debido a las acciones conjuntas de Moscú y Pekín, se convierte en sólo un simple medio de intercambio de pago. Debe usarse sólo como medio de pago para el intercambio por otra cosa y, de hecho, el activo financiero final es el oro. Por lo tanto, el dólar se ve privado de su papel como medio final de pago y acumulación de activos, eliminando así el poder que tenía  hasta ahora en la economía mundial. Tradicionalmente, Occidente ha utilizado dos formas de eliminar las amenazas al modelo hegemónico del petrodólar en el mundo y, por tanto, mantener así un privilegio exorbitante para Occidente. Uno de estos métodos ha sido alentar, promover y financiar las llamadas “revoluciones de colores”. El segundo método que aplica por lo general Occidente, si no funciona el primero, es la agresión militar. Pero en el caso de Rusia, ambos métodos son para Occidente imposibles o inaceptables. Porque, para empezar, la población de Rusia, a diferencia de la de muchos otros países, se ha negado sistemáticamente a intercambiar su libertad y el futuro de sus hijos, por los abalorios del oeste que se puedan obtener en ese momento. Esto se hace evidente en la popularidad récord de Putin, señalada regularmente por los medios de Occidente. El opositor a Putin protegido por Washington, Navalny, amigo personal del senador McCain, es percibido por el 98% de la población rusa únicamente como un vasallo de Washington y un traidor a los intereses nacionales de Rusia. Por lo tanto, cualquier revolución de color en Rusia, más aún tras las últimas decisiones legislativas, sería un fracaso seguro para los belicistas occidentales. En cuanto a la segunda forma tradicional de Occidente, la agresión militar directa, Rusia ciertamente no es Yugoslavia, ni Irak, ni Libia. Cualquier operación militar no nuclear contra Rusia, en el territorio de la propia Rusia, está condenada a una derrota aplastante. Y los generales del Pentágono, en el ejercicio de su liderazgo real de las fuerzas de la OTAN, son muy conscientes de esto. Del mismo modo, no hay perspectivas de una guerra nuclear contra Rusia, incluyendo el concepto del llamado “ataque nuclear preventivo”. La OTAN simplemente no ve técnicamente posible dar un golpe tal que desarmara completamente el potencial nuclear de Rusia en sus múltiples formas. La represalia nuclear masiva que seguiría contra las potencias enemigas agresoras hace esta opción inasumible. Y su capacidad total sería suficiente para asegurar que los sobrevivientes envidiarían a los muertos. Es decir, un intercambio nuclear con un país como Rusia es, en principio, inútil para hacer frente a los problemas de colapso mundial del petrodólar. Los economistas occidentales sin duda son conscientes de la profundidad de la tragedia y lo desesperado de la situación a causa de la trampa económica de Putin con el oro. En efecto, desde los tiempos de los acuerdos de Bretton Woods, la regla de oro (nunca mejor dicho) de la economía era: “Quien tiene más oro, establece las reglas.” Pero sobre esto en Occidente todo el mundo guarda silencio. Silencio…porque no se sabe cómo encontrar una salida a esta situación. Y también porque, tal vez, si se le explica a la opinión pública en detalle el desastre económico en curso, la gente se puede preguntar si es necesario mantener a los partidarios de la hegemonía mundial de los  petrodólares. Por tanto:
– ¿Cuánto tiempo podrá mantener Occidente la compra de petróleo y gas de Rusia a cambio de oro físico?
– ¿Y qué pasará con el petrodólar estadounidense después de que Occidente necesite oro físico para pagar por el petróleo ruso, el gas y el uranio, así como para pagar por los productos chinos? 
La respuesta a estas preguntas, aparentemente simples, nadie las puede contestar hoy en día en Occidente.Texto: Dmitry Kalinichenko.