14 nov 2012

La trampa Tucídides


A.Jalife-Rahme
Un analista posmoderno debe estar siempre en interacción con sus lúcidos lectores, quienes han mostrado, para mi gran asombro, una gran cultura y un enorme interés sobre la geoestrategia de China. Los principales militares de Estados Unidos, general Martin Dempsey, jefe de estado mayor de las fuerzas conjuntas, y general James Cartwright, anterior vicedirector de las fuerzas armadas conjuntas, durante una conferencia en Virginia Beach, Virginia, 'Guerra Conjunta’, se pronunciaron en contra de un conflicto con Rusia y China. El general Martin Dempsey advirtió sobre el peligro de caer en la trampa de Tucídides: decretar la guerra simplemente por temor al poder ascendente de China. En su Historia de la guerra del Peloponeso, el genial Tucídides (siglo V a.C.) redactó que lo que hizo la guerra inevitable fue el crecimiento del poder de Atenas y el miedo que esto provocó en Esparta. A juicio del general Martin Dempsey existe amplia historia sobre el trato de una superpotencia con una potencia en ascenso, por lo que Estados Unidos debe ser la superpotencia que rompa ese paradigma. Indicó que existen excelentes relaciones militares con China a nivel de servicio y que se está tratando de elevarlas uno o dos puntos. En efecto, el general Martin Dempsey hace mucho que ha advertido en contra de caer en la trampa de un conflicto con China simplemente por el temor de su ascenso como potencia global. Los dos importantes militares son unas palomas frente a los superhalcones del Partido Republicano y su flamante candidato Mitt Romney (el tercer Bush), quienes en su vida no han disparado una arma pero están dispuestos a detonar la tercera guerra termonuclear contra China y Rusa, valiéndose del inflamatorio contencioso de Irán. En la principal conferencia del 15 de mayo, el general James Cartwright fustigó el proceso en el Congreso y el ala ejecutiva donde se están acumulando recursos para llevar agua al molino de la estrategia bélica de la administración Obama, que se basa primordialmente en el concepto de batalla aire-mar (air-sea battle: ASB). El concepto ASB ha sido desarrollado conjuntamente por la fuerza aérea y la marina en contra de medidas anti-acceso/negación de territorio (anti access/ area denial): tomadas por ciertos países para mantener a las fuerzas de Estados Unidos lejos de un rango en caso de un conflicto. El antecedente de ASB fue la doctrina batalla aire-tierra (air-land battle: ALB) de la década de los 80, en la que el ejército terrestre y la fuerza aérea desarrollaron un plan de batalla en contra de la formación de tanques soviéticos estacionados en Europa. El Pentágono es muy ambiguo en admitir que ASB está destinado a China y, en menor medida, a Irán. ¿El teatro de batalla en Irán sería la experimentación de ASB contra China? Los proponentes de ASB no se atreven a tocar ni siquiera con el pétalo de una rosa sin espinas a Rusia, cuyo arsenal nuclear puede hacer desaparecer del mapa a Estados Unidos en 15 minutos; los dos, Estados Unidos y Rusia, se extinguirían mutuamente. Corre una broma geoestratégica, de que en caso de una guerra entre Estados Unidos y Rusia el gran vencedor resultaría China. El general James Cartwright criticó a quienes ven en el ASB el Santo Grial para el Pentágono en el futuro y señaló que su grave problema versa en la innecesaria demonización de China, lo cual no está en los mejores intereses de nadie. El general James Cartwright reconoció que la reciente estrategia pivote –la doctrina Obama para Asia: retiro de tropas de Irak y Afganistán y reposicionamiento en las salidas de los mares de China (mar del Sur, mar Amarillo y mar del Este)– ha sido interpretada como si Estados Unidos hubiese abandonado al resto del mundo para concentrarse en contener a China. Rechaza que esto sea así pero reconoce la contradicción inherente entre la estrategia pivote de Obama para Asia y el concepto ASB, con el fin de formular una estrategia homogénea. Esta búsqueda de la estratégica cuadratura del círculo se complica más debido a la impugnación de Rusia en contra del despliegue de Estados Unidos de su escudo misilístico de defensa en Europa, por lo que el general James Cartwright aconsejó reconsiderar la estrategia de Estados Unidos con China y Rusia antes de entrar a un conflicto estratégico  con ambos. El general James Cartwright divulgó las dos preocupaciones que le han sido expresadas en su diálogo con Rusia: 1) la posibilidad de que el escudo misilístico de defensa de Estados Unidos sea capaz de alcanzar y tocar su sistema intercontinental balístico de misiles (ICBM, por sus siglas en inglés) y, por consecuencia, desajustar el equilibrio de poder”; 2) la potencialidad de que se genere un escenario en que Estados Unidos lance un ataque preventivo y luego utilice el escudo misilístico para eliminar sus fuegos residuales (v.gr. lanzamiento de represalias de sus remanentes ICBM). The last but not the least: la preocupación de Rusia sobre el escudo de misiles de Estados Unidos (Block IIB Standard) a instalar en Polonia y Rumania, que el general ruso Nikolai Makarov ha amenazado destruir en forma preventiva. Al unísono de la mencionada conferencia de Virginia Beach, se celebró un debate sobre el concepto ASB bajo los auspicios de Brookings Institution en Washington en el que el jefe de estado mayor de la fuerza aérea, general Norton Schwartz, y el almirante Jonathan Greenert, jefe de operaciones navales, intentaron convencer a su audiencia de las supuestas bondades del ASB, negando que estuviese destinado a cualquier potencial adversario en particular. ¡Cómo no! ¿Cuál sería entonces su utilidad, en última instancia, en momentos del recorte del presupuesto del Pentágono y de la grave crisis económica de Estados Unidos? Lo que emergió de la discusión en Brookings Institution fue el reparto de tareas de la fuerza aérea y la marina con la necesidad de Estados Unidos para mantener la libertad militar de acción en cualquier parte del mundo. Según el almirante Jonathan Greenert, no se trata de una campaña particular, sino de un importante objetivo estratégico para el acceso, es decir, Estados Unidos no puede permitir la inaccesibilidad de cualquier punto del planeta que considere fundamental para el libre intercambio global de bienes y servicios. Se desprende que la palabra acceso es jerárquicamente prioritaria para la presencia de Estados Unidos en el océano Pacífico, responsable en gran medida del crecimiento económico y la estabilidad en la región, como ha sucedido en las pasadas décadas. Ergo, la estratégica cuadratura del círculo que no despejó el general James Cartwright, su colega más bélico, el almirante Jonathan Greenert la resolvió a su manera sofista: conectó el concepto ASB con el pivote estratégico en la Cuenca del Pacífico. A mi juicio, si se trata del océano Pacífico, es evidente que todo tipo de contramedidas se aplica específicamente a China y a su economía orientada a las exportaciones. La palabra acceso se refiere a los mares de China que son su oxigenación al océano Pacífico. Estados Unidos desentierra a Tucídides 26 siglos más tarde.